Sin importar el tamaño de una red, es fundamental realizar pruebas de rendimiento para garantizar su correcto funcionamiento y detectar posibles errores que puedan afectar la experiencia del usuario. Una de las métricas clave que se evalúan en este tipo de pruebas es la latencia, que se refiere al tiempo que tarda un paquete de datos en viajar desde el origen hasta el destino y regresar. Medir la latencia de una red es crucial para asegurar que la comunicación se realice de manera eficiente y sin retrasos.